12 febrero, 2012

ME DICE.



Me escribe
y me dice que me ate
la cordura

Que no me manche. Que mejor
que no me manche

Que solo los ciegos saben
conducir de noche y que
a 150 latidos de alquitrán
nos estampamos fijo.

Que mejor que nos miremos con sonrisas inocentes me dice 
la tía. 

             Así.
    


Os lo juro. 



Le respondo que de acuerdo.

Pero que me faltaran huevos
para mantener 
la sonrisa inocente
cuando me acerque despacio
a su sexo 
y deslice hasta los tobillos
sus braguitas blancas.

08 febrero, 2012

LAS BOMBAS.


Se escucha amortiguado
el ruido de la bombas 
desde este paralelo.

Aquí no se oyen los gritos
de los niños
perforando la inocencia

ni los alaridos des-bocados
de su madres, ni el llanto
sin suturas
de los más viejos.

Aquí no se escuchan 
los rezos desesperados

apenas

se oyen los edificios al caer
sepultando la esperanza.

Aquí tan solo llega
la voz anodina 
de una locutora

Y el olor del café recién hecho.

La Puta Poesía.








LAS MANOS DE MI PADRE



Las manos de mi padre
están hechas
de tierra seca
y agua de acequia.

De puño de azada
y manojo de esparto
de un millón de surcos
de barro
secándose al sol.

Las manos de mi padre
nacieron viejas
cultivadas entre
fanegas de injusticia
y de miseria,
pero siempre supieron
plantarle cara a las lágrimas
con un golpe en la mesa.

Las manos de mi padre
no tienen destino en las líneas,
nunca existió el futuro
para quien lo ha de pelear
cada día...

Y aún así
las manos de mi padre
siempre huelen a
tomillo en el monte
y a frío en el alba
y siempre tienen
trigo en las palmas
y siempre bailan
con un fandango
de voz antigua y quebrada.

Por eso no entiendo que hoy,
en la comodidad distraída 
de esta gran ciudad,
cuando la tierra hace 
tiempo que yace olvidada
- pero sus dedos aun son
ramas de olivo -,
que hoy, haya reconocido

de repente sus manos
en el contorno de mis nudillos.

Las manos de mi padre están en mi.

04 febrero, 2012

PRIMERO PRIMERA


Aún estoy adormilado 
mirando el techo

Si cojo una escopeta
y disparo hacia arriba
probablemente atravesaré
siete camas más como 
ésta, tal vez incluso
siete cuerpos acurrucados
en una posición 
igual a la mía.
A la misma distancia simétrica 
de las paredes en la que yo
me encuentro.

Cuanto destrozo

cuanta tragedia

por un minúsculo 
agujero.