Conocía el viento
y luego supo de su furia
en las pupilas.
Mientras el hombre
se perdía en los papeles
a ella el pulso
le gritaba
galope de caballos.
Cuando se fue
ya conocía la tierra
pero luego supo
de la dulzura con que hablan
las aristas de las manos.
Y ahora dice que sabe
y que viene.
Y a mi me tiemblan
todas
l a s
t e c l a s
d e l
t e c l a d o.
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