29 enero, 2013

LA VIDA


Llegar a casa
soltar la chaqueta
encender la luz.

Coger de nuevo la chaqueta
y salir.

La muerte
el vacío
o que se yo.


Por decirlo de algún
modo


la vida


que se me esta poniendo chula.



NI UNA DERROTA



Una semana antes nos decía
que él no tenía
miedo a la muerte,
pero que no quería morir con dolor.

Así era mi padre.
Derrame cerebral.

Ni el cáncer de huesos
ni su puta madre

le iban
a decir a él
lo que tenia que hacer.



EXACTAMENTE


No se que hago exactamente

aquí

que espero de esta noche
rota y sin quicio
de este empeño de otoños
en el centro mismo
de la vida.

No sé que espero de estas horas de la madrugada


de la terca sobriedad que impone la tristeza


de los ojos cuadriláteros
ante tanto rostro ajeno
y tanto ruido de bar.

No sé que hago bebiendo
otro tequila a fuego
fumando
otro cigarro en negro
escribiendo
este catálogo de miserias


no sé que destructivo intento
me trae hasta aquí cada noche

ni mucho menos
porque
demonios

os explico todo esto.


AMBIGÜEDAD



Salgo por las calles de mi pueblo
y son las mismas.

Las mismas caras alambre
las mismas cervezas inercia
las mismas risas centrifugas.

Las mismas.

Y yo el mismo también.

El mismo.

Y todo lo demás
tan distinto.