14 septiembre, 2011

INVOLUCIÓN


Cuanta gente callada y quieta.
Y la señora que tengo al lado
se gira mirandome como si estuviese loco.

Cuanta gente callada y quieta,
les repito.
Y mi voz colma el silencio
del vagón sin encontrar 
resistencia.

Esto antes no pasaba.
Esto nos ocurre por
crecer a la sombra
de los edificios de oficinas,
les digo.
Es culpa nuestra.

Se abren las puertas
y alguna gente baja.

Otros suben y se sientan.

Cuanta gente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿recuerdas cuando la gente se saludaba al salir del ascensor?
Qué tiempos aquellos.
Cuanta gente.
Saludos insomnes

Cysko Muñoz dijo...

Pero eso aun existe.... Alejate un poco de la ciudad. Donde no llegue el metro, donde no llegue la sombra de los edificios de oficinas.

Un verso.