Te pensaste fuerte
de reseñar el dolor
una vez, tras otra....
y te soñaste puño,
golpeando Basta,
encima de la mesa.
Y al final,
te echaste a andar,
creyendo haber
resuelto ya
la antitesis,
¡Que ya no hay páramo
con el que tu pies
no puedan,
ni sed, ni desierto
que te venzan.!
Pero llega un viento
y te tambaleas...
...cuando ya no lo esperabas...
el aire congelado
el aire congelado
en los pulmones
para que no
duelan los recuerdos
disparados por
la espalda,
Y te ha alcanzado de
Y te ha alcanzado de
nuevo el dolor,
casi ya,
a pie de pagina,
que antes de dejarte
leer el reverso,
la vida,
siempre escribe
una posdata.
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